Las organizaciones deben desarrollar soluciones tecnológicas capaces de dar respuesta de forma rápida y eficaz a las exigencias del cliente. En un contexto en el que el consumidor está en el centro de todas las decisiones, el software se ha convertido en una herramienta clave para asegurar la competitividad del negocio. Es precisamente esta idea la que da lugar al nacimiento del concepto de Software Factory, basado en la industrialización y la automatización de los procesos de producción.
Hoy en día, para ofrecer mejores experiencias al cliente a una velocidad y escala sin precedentes, las empresas necesitan habilidades, herramientas y procesos totalmente diferentes. Las fábricas de software se rigen por cuatro principios básicos: agilidad, automatización, analítica de la información y seguridad. Es decir, ofrecen una experiencia de calidad, protegen los datos sensibles, responden rápidamente a las necesidades del mercado y crean softwares operativos en cualquier momento y lugar.